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La mamografía es un método especial de rayos X utilizado para obtener imágenes detalladas del tejido mamario. La mamografía, uno de los métodos más eficaces para la detección precoz y el cribado del cáncer de mama, ayuda a detectar anomalías y tumores en el tejido mamario.
La mamografía puede ser de dos tipos: mamografía de cribado y mamografía de diagnóstico. La mamografía de cribado se utiliza para detectar signos precoces de cáncer de mama en mujeres que no presentan síntomas, mientras que la mamografía de diagnóstico se utiliza para un examen más detallado en mujeres que presentan signos de cáncer de mama o en cuya mamografía de cribado se han detectado anomalías. Durante el procedimiento mamográfico, el tejido mamario se coloca entre dos placas y se comprime suavemente. Esta compresión permite obtener imágenes más claras y detalladas.
Por lo general, las pacientes no requieren ningún cuidado especial después del procedimiento mamográfico. Puede experimentar molestias leves o una sensación de tirantez durante el procedimiento, pero suelen ser pasajeras. Puede reincorporarse a sus actividades cotidianas inmediatamente después de la mamografía. La cantidad de radiación utilizada durante el procedimiento es mínima y, en general, se considera segura. Sin embargo, es importante que las mujeres embarazadas o que puedan quedar embarazadas informen a su médico antes del procedimiento. Los resultados de la mamografía suelen estar disponibles en unos pocos días y su médico evaluará las imágenes y podrá recomendarle pruebas adicionales o una biopsia si se detecta alguna anomalía. La mamografía es vital para la detección precoz del cáncer de mama y la realización periódica de mamografías de cribado reduce significativamente la mortalidad por cáncer de mama.